La Fundación Civismo ha presentado un nuevo informe titulado «Incentivos existentes en España para no trabajar», elaborado por el CASME (Centro de Análisis de la Sostenibilidad del Modelo Económico), que pone sobre la mesa un tema incómodo pero crucial: ¿puede el sistema de ayudas sociales estar desincentivando el trabajo formal?
Según el análisis, realizado por un equipo de economistas, algunos subsidios y prestaciones superan o igualan el salario mínimo, especialmente en sectores con sueldos bajos. Esto, sumado a factores como el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y el peso de la economía sumergida, ha creado una situación delicada: muchas personas se encuentran atrapadas en lo que el informe denomina una “trampa del desempleo”.
¿Qué significa esto en la práctica?
El estudio revela que hay casos en los que una persona puede recibir hasta 1.154,30 euros mensuales en ayudas, una cifra que iguala o incluso supera lo que se percibe en muchos empleos a jornada completa. En estas condiciones, volver al mercado laboral formal, especialmente en trabajos mal remunerados, puede no parecer atractivo.
Además, el informe destaca el problema del desajuste entre las ayudas públicas y el SMI. A menudo, trabajar supone afrontar gastos adicionales como transporte, conciliación familiar o formación, que no siempre compensan la diferencia con respecto a las ayudas recibidas sin trabajar.
Alternativas y propuestas de reforma
El documento no se queda solo en la crítica: propone soluciones inspiradas en economistas como Milton Friedman y James Tobin, quienes defendieron mecanismos como el Impuesto Negativo sobre la Renta (INR). Este sistema permitiría apoyar económicamente a las personas con ingresos bajos sin penalizar a quienes dan el paso de volver a trabajar.
Otra de las alertas importantes del informe es la existencia de un problema estructural: la economía sumergida, que representa cerca del 15,8% del PIB en España. Muchos combinan ingresos no declarados con ayudas públicas, lo que agrava el problema y debilita el sistema fiscal.
¿Quién se ve más afectado?
Sectores como la agricultura, la hostelería o el pequeño comercio, donde los márgenes son ajustados y los salarios bajos, son los más golpeados por esta dinámica. A diferencia de las grandes empresas, las pymes tienen más dificultades para absorber subidas del salario mínimo, y eso repercute directamente en su capacidad para contratar y generar empleo estable.
¿Qué se necesita?
Según la Fundación Civismo, es imprescindible rediseñar las políticas sociales y laborales para que realmente funcionen como una red de apoyo temporal, no como una opción de largo plazo que compita con el empleo. Se recomienda:
- Reducir gradualmente las ayudas a medida que aumentan los ingresos del trabajo.
- Fortalecer los programas de capacitación laboral.
- Establecer incentivos reales para entrar o volver al mercado laboral formal.